Lorena y Freja: la aventura de adoptar de nuevo.


A veces un pequeño ser entra en nuestra vida y nos cambia para siempre. Nos enseña a querer sin medida, a cuidar sin esperar nada a cambio y a valorar los pequeños momentos del día a día.

Hoy queremos compartir con vosotros la historia de Lorena y Freja. Una historia que nos recuerda que cada adopción transforma vidas, tanto de los animales como de las personas que les abren las puertas de sus hogares.


"Nuestro amor por los gatos empezó el día que adoptamos a Lola, con el tiempo apodada Loli o Lolito. Aunque mi madre era reacia a tener una mascota, no pasó ni un mes antes de que el cariño constante y la ternura infinita de Lola nos enamorase a ambas; mucho más de lo que pensábamos que se podía querer a un animalito. Para nosotras fueron cinco de los años más bonitos de nuestras vidas, y sabemos que no la olvidaremos nunca. No ha habido animal más noble y amoroso que esa gata.

Cuando Lolito nos dejó, nos quedamos devastadas, vacías y con el corazón roto. Nos costó casi un año y medio sentirnos preparadas para abrirle la puerta a otro michi y mentalizarnos de que ninguno podría sustituir a Lola, y que eso no era necesariamente malo.


El primer día que buscamos activamente gatos en adopción nos encontramos con Freja, una gatita de cinco meses que tenía la misma mirada que Lola y que era tricolor, al igual que ella. Aunque en los vídeos parecía tímida y algo desconfiada, pues había sido rescatada de un polígono no mucho tiempo antes, pensamos que a Lolito le debíamos cuidar y querer a un gatito que necesitara un hogar. ¡Y en menos de una semana ya la teníamos en casa!


La primera semana fue un reto, pues Freja todavía no nos conocía y trataba de esconderse en cualquier rincón que tuviera a mano. Todavía recordamos con cariño la primera vez que nos dejó acariciarla, dándonos su permiso, y que empezó a seguirnos por la casa, con la mirada llena de curiosidad, aunque todavía siendo cauta. Más de un mes después, Freja ya es un miembro más de la familia y evita quedarse sola (salvo si hay solecito en el salón, que eso es lo primero) siempre que puede.


Aunque físicamente se parece a Lola, su carácter es muy distinto; en parte porque todavía es un bebé. Y eso es precisamente lo que nos ha conquistado de ella: es súper juguetona, todo lo que está a su alcance lo tiene que mirar, oler, morder y juzgar, su apetito es insaciable, sobre todo con la pechuga de pavo, y su ronroneo se escucha hasta en el portal del edificio.
Así la queremos y esperamos que nos acompañe durante los próximos quince años como mínimo."


Historias como la de Lorena y Freja nos recuerdan por qué seguimos trabajando cada día por los animales que esperan un hogar.

Cada adopción es mucho más que un gesto de cariño: es un acto de esperanza, de confianza y de amor compartido. Abrir la puerta a un nuevo amigo no solo cambia su vida, sino que llena la nuestra de momentos únicos: juegos, ronroneos y complicidad.

Nos enseñan que querer a un animal es querer de verdad, sin condiciones, y que esa ternura se queda con nosotros para siempre.


Si quieres adoptar, contacta con nosotras: 4catsvlc@gmail.com

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