El dolor en gatos: cómo identificarlo.

Nuestra compañera Nuria, mami gatuna y casa de acogida de 4cats, es auxiliar en la clínica Felinaria de Valencia (España), y hoy nos cuenta cómo podemos saber si nuestro michi tiene dolor. ¡No te lo pierdas!

Los gatos son expertos en esconder su dolor. La naturaleza les ha dotado de la fuerza suficiente para disimular cuando están enfermos o impedidos, para defenderse de posibles depredadores y convertirse en apetecibles presas cuando están más vulnerables.

Muchas veces escuchamos a clientes que se dieron cuenta que algo no marchaba bien porque su gato se escondía, comía menos o tenía menos ganas de jugar. Pocas veces vendrán contándote que el gato maúlla o se queja, o que no tiene ganas de levantarse. Cuando un gato está postrado es porque verdaderamente está muy mal, y es posible que, para entonces, haya poco que hacer.

Lo que muchos dueños de gatos no saben, es que controlar el dolor en sus peludos, y adelantarse a la fatalidad no es una tarea tan complicada. Manejar información, en el campo que sea, es tener poder, y lo que buscamos con este artículo es precisamente dotaros del poder necesario para saber si vuestros michis están sufriendo algún tipo de dolor.

A lo largo del tiempo, en veterinaria, se han manejado varias escalas de dolor en gatos. En concreto, la escala de dolor de Grimace fue desarrollada en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Montreal, en Canadá, y se ha demostrado su utilidad y sencillez ya que actualmente en la más utilizada.

Esta escala es muy sencilla porque es muy visual, y solamente teniendo claras unas cuántas imágenes, podéis sospechar que algo no va bien y tomar cartas en el asunto. La base de la escala Grimace son las expresiones faciales de nuestro peludo.

¿En qué debemos fijarnos para saber si nuestro michi se encuentra mal?

Pues vamos a fijarnos en 5 partes, principalmente en sus expresiones faciales.  Las orejas, los ojos, el hocico, los bigotes y la posición de la cabeza nos van a dar la clave. Y no sólo vamos a saber si nuestro gato tiene dolor, si no que además podremos valorar si este es muy grave. En veterinaria solemos utilizar esta escala para valorar el grado y tipo de analgesia que debemos administrar a los gatos con dolor. Sobre todo, es útil su uso en hospitalización.

Sin embargo, como dueños de gatos, podemos hacerlo más sencillo, solamente fijándonos en si alguna de las expresiones faciales de nuestro michi coincide con la imagen de dolor de esa escala. Si esto ocurre, tendremos que hacerle una visita a nuestro veterinario.

Vamos a empezar valorando las expresiones faciales y, por último, la posición de la cabeza.

 1.     Las orejas:

Un gato sin dolor tendrá las orejas erguidas, mirando hacia adelante, formando un triángulo casi perfecto. Cuando las orejas están agachadas y giradas, significa que hay dolor.


 2.     Los ojos:

Los ojos de un gato sano están bien abiertos y redondeados. Si vemos que están parcialmente cerrados, achinados o incluso prácticamente cerrados, el dolor está marcadamente presente. En ocasiones, cuando el estado de animal es muy grave, las pupilas pueden estar rotadas y “el tercer párpado” (correctamente llamado membrana nictitante) hacerse visible.



 3.     El hocico:

Quizá este sea el punto más complicado de valorar, aunque por suerte suele estar íntimamente relacionado con el siguiente punto que es mucho más sencillo de ver.

Si un gato se encuentra bien, su hocico será bastante redondo y poco marcado ya que está relajado. Conforme el dolor aumenta, lo tensan y este se hace más ovalado, marcándose más y a su vez disparando los bigotes.

 

4.     Los bigotes:

¿No os ha pasado a veces daros cuenta de lo largos y elegantes que tienen los bigotes los gatos? Brillantes al sol, cayendo en una suave curva hacia abajo. Pues esto cambia mucho cuando un gato enferma. Los bigotes se tensan y se curvan en todas direcciones, como si saliesen disparados hacia los lados, dando la sensación a veces de estar “despeinados”.

 

5.     Posición de la cabeza:

Los michis son los perfectos cotillas. Siempre están con la cabeza en alto, atentos, estirados y muy despiertos. Incluso cuando están durmiendo o descansando, su cabeza está alta, dignos hijos de los dioses. Sin embargo, hay ocasiones en las que un gato puede agachar su cabeza, y no será jamás porque se incline ante nadie, sino porque sienta dolor.

Una cabecita gacha, alineada con los hombros o bajo estos, indica que nuestro gato no se siente bien.


Valorar esta escala punto por punto es sencilla si tienes familiaridad con los gatos. Al principio puede costarnos un poco más, y tendremos que saber discriminar si una posición anatómica supone un cambio en un gato o si por su naturaleza es así siempre. Por ejemplo, en un gato tipo scottish (orejas cortas), va a ser complicado valorar la posición de las orejas. O si un gato tiene los ojos oblicuos, nos costará más ver si los tiene ligeramente cerrados.

Lo importante es saber comparar la imagen que tenemos de un gato sano con la que vemos en el momento de la sospecha. Se trata de valorar los 5 puntos en conjunto y fijarnos si hay más cosas que nos han llamado la atención recientemente, como cambios de actitud, pérdida de peso, anorexia o cambios en la frecuencia con la que visitan el arenero.

Al final, se trata de estar presentes en la vida de nuestros gatos y saber observarlos, disfrutar de ellos en todo momento, cuando están sanos y son jóvenes, para además poder detectar cuando están enfermos o tienen dolor y ayudarlos lo antes posible. Así conseguiremos disfrutar de ellos mucho tiempo más y darles una excelente calidad de vida.

 Esperemos que os sea de ayuda. ¡Gracias Nuria por tu clase magistral!



Enlaces:

https://www.felinegrimacescale.com/es

https://www.felinegrimacescale.com/es/_files/ugd/103d43_e1596b1311de4163b826a41ea13073c8.pdf

 

 



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